Los llanos de la Nava, el Puerto de la Hoya

UNA FANTASIA SOÑADA.
30.04.2011.
Son las 7, 30 horas. Salimos de Martos. Miguel Yeguas, el gran asesor, el profundo
conocedor de la Sierra, me acompaña.
33 km.. Aparcamos en el Puerto Cobertera. 1150 metros de altitud. A nuestra derecha se
alza el Cerro de la Luna, en Ventisqueros, 1763 m. Lo reconocemos. Estamos en la cara sur
de la gran mole: La Sierra de la Pandera, 1872 metros sobre el nivel de mar. Puerto
conocido, partida cargada de interrogantes, de posibilidades.
El camino que conduce a un cortijo próximo nos acerca al saludo amistoso de unos
enormes perros, guardianes de las ovejas. Unos patos se pasean ajenos a su entorno por el
estanque circular del agua. Nos acoge una vereda. Nuestra vereda, nuestra amiga. Nuestra
guía.
Vereda que abraza suavemente la Sierra , por la cara este, y nos introduce en un inmenso
paisaje. Es necesario pisar en el lugar oportuno. La vereda, firme, antigua, cargada de
historia, cargada de caminantes de antaño, nos acepta. La subida es fácil. Los pequeños
altos nos permiten otear al próximo y conocido Pitillos. El Pantano, espejo matinal, nos
lanza reflejos solares molestos. Un hilillo acuoso, serpentea por la superficie.
- Parece que fuera el agua del río, que por diferente temperatura se adentrara camino
de la presa.
- Eso parece.
La bruma empieza a disiparse. La vereda nos va a mostrar su sabiduría acumulada. La
mano del hombre queda patente. Para salvar la subida se han construido muros de piedra,
que dan consistencia a la vereda. Nos permite pisar firmes, seguros. La superficie ganada a
la sierra nos ofrece un piso amplio. Subimos. Respiramos. Subimos. Un poco más.
- En las subidas lo mejor es no mirar a la meta, no pensar en el camino. Sólo
recorrerlo.
- Acepto tu sabio consejo.
Aunque acudo a preguntas fáciles que me permiten dejar de hablar. Descansar. Y continuar
con la conquista de la primera meta.
Ya en la cara sur nos alejamos. En primer plano La Cresta de Matamulos. Aun no vemos la
cima de la Cruz de la Chimba. (1125 m.). El telón de fondo lo conforma Grajales. A su
izquierda Puerto Alto. A su derecha los Llanos de Palomares. Muy al fondo El Almaden.
Estamos arriba. Primera batalla. Nuestra próxima meta el Pilar. ( ver foto). Un último


esfuerzo, ascendemos suavemente. Sin querer, casi sin notarlo, llegamos a los Llanos de la
Nava, 1477 m. La nieve, La Pandera está a nuestro alcance. Una alfombra mullida nos
soporta, nos mece. Extensa llanura, en lo alto, impensable. Gozosa. Toca descender. El
Cagasebo nos sirve de referencia. Más abajo Peñablanquilla. Dejamos a la derecha la
Fuente del Obispo. La casa, en piedra, abandonada. Antigua casa forestal. Los hitos
recientes nos permiten ascender hasta el Puerto de la Hoya. Civilización. El descenso más
suave nos lleva hasta Los Villares. En total los 12- 14 km de disfrute. Tan próximos y tan
alejados. Tan llenos. El esfuerzo mereció la pena.

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