Ruta Las casillas
Buenas tardes. El próximo día 12 de abril salimos a las 8,30 horas de la Plaza Cruz del Lloro. Hacemos la ruta Martos- Las Casillas.
Este año comeremos en Casa de Moya. Menú: bebidas, centros de mesa, ensalada, papas fritas a lo pobre con huevos fritos y chorizo y morcilla, postre. Coste 10 €, que se pagan en el bar. Os pido que me indiquéis si os vais a quedar a comer para concretar el número de comensales.
Nos vemos, saludos primaverales.
Ciriaco Castro Toro.
Psicólogo municipal.
C/ Triana, 7
953 704307
Este año comeremos en Casa de Moya. Menú: bebidas, centros de mesa, ensalada, papas fritas a lo pobre con huevos fritos y chorizo y morcilla, postre. Coste 10 €, que se pagan en el bar. Os pido que me indiquéis si os vais a quedar a comer para concretar el número de comensales.
Nos vemos, saludos primaverales.
Ciriaco Castro Toro.
Psicólogo municipal.
C/ Triana, 7
953 704307
Senderismo.
Martos- Las Casillas.
El
goce de una ruta rural.
12.04.2014.
Las
Casillas nos esperan. Esta ruta se ha convertido en un referente en nuestra
historia senderista. Casi sin querer se ha hecho una ruta clásica. Hay algo de
especial en esta ruta que nos llama cíclicamente. Repaso. Esta es la quinta vez
que la hacemos. En los años 2005, 2007, 2009 y 2011 ya la hicimos. Mantenemos
el mismo recorrido. Sostenemos la misma estructura. El contacto con el mundo
rural es nuestro aliciente principal. Contacto que se concreta en nuestro menú
tradicional: “papas fritas a lo pobre”.
El
recorrido de esta ruta nos conecta con la primera señalización que se realiza
en la Comarca de la Sierra Sur de rutas de senderismo. Rutas señalizadas en el
año 1999 y recogidas en un tríptico. ( Libreto con pastas blancas ): Excursiones a pie y en bici.
La ruta 4 a de BTT: Ruta del aceite. Primera Jornada de Martos a Las Casillas. Distancia:
14 km .
Dificultad: fácil. Tiempo: 2:30 horas.
Desnivel acumulado: 280
m .
Nosotros hacemos la ruta un
poco más larga. Nos desviamos para visitar la encina centenaria en el paraje
conocido como Cerro Quemado. Además solemos visitar el Castillo del Víboras.
Aquí debemos extremar nuestra atención. La dificultad en su acceso y el estado
avanzado de deterioro del castillo así lo aconsejan. Pero la ruta, recordamos,
no exige grandes esfuerzos. Es una ruta de disfrute distendido. La bajada hacia
el Arroyo el Salado, por el conocido Camino de Belda, nos empieza recreando en
nuestro sublime paisaje olivarero. Casi sin querer el paisaje se transforma y
nos sumergimos en un espacio de rivera. Los tarajes competitivos empiezan a
cargarse de verdor. Tímidos los cañaverales se alternan con manojos de enea.
Maduros penachos – plumeros nos informan de la antigua estación veraniega.
Alguna mimbrera se hace presente con su porte más despejado y con su verde mas
claro. El Arroyo monótono, alegre, marteño se va cargando de agua desde su
inicio en el Cerro del Viento. Ahora empieza a crecerse. Le gusta soñar con
barquitos de papel que portan mensajes para los pobladores de Porcuna y Villa
del Río. Lo cruzamos, lo alejamos.
Ahora debemos abrir nuestros ojos de ver para
redescubrir el paisaje de montaña. Las especies autóctonas nos transportan a
nuestro ancestral paisaje mediterráneo. La familia de los Quercus, encina, coscoja y
quejigos se mezcla con abundantes madroños, cornicabras, lentiscos. Tenemos
como telón de fondo la Sierra de la Caracolera. Sierra que en un juego de
simulación se confunde con la altiva Sierra de Ahillos. El río Víboras nos espera a nuestros pies. Y nos
ofrece una muestra más abundante del paisaje de rivera.
Al recrearnos en estos paisajes nos adentramos en la
historia viva de un territorio que aparece habitado desde tiempos históricos. Los
casilleros, muy suyos, se han encargado de documentar la primigenia ibérica Bora,
y la musulmana Bib – bora. Ellos conocedores de sus raíces nos recuerdan la
independencia de este territorio hasta la mitad del siglo XIX. La redistribución de las tierras eclesiales,
en las continuas desamortizaciones, favorece la aparición de las 12 casillas de D. Pablo. La plaza del
pueblo, antigua era y los graneros contiguos así nos lo muestran. Aquí podremos gozar y redescubrir la quietud
del tiempo, el contacto más arraigado con nuestras raíces rurales.
Ciriaco Castro Toro. Psicólogo municipal.
Comentarios
Publicar un comentario